“EL NIÑO QUE UNA VEZ LADRÓ”
- Karla con K
- 10 ene 2019
- 3 Min. de lectura
Y la historia comienza así…
Cangurin (AKA: Mi hermano Daniel) como todo buen infante se la pasa enfadando y cuando está a punto de sacarme de mis cabales, Jefesuary me baña de sabiduría y serenidad sermoneándome sobre lo que es SER UN NIÑO y la mucha paciencia que debo tenerle.
Bueno, “aquel día” Jefesuary desempeñaba su papel de madre tierna y dulce, cuando de repente sucede lo que jamás creí que vería: ¡Cangurin logró colmarle la paciencia a ella también! Y claro, como buena hija dije: ¡De aquí soy!, sacaré mi lápiz y cuaderno para tomar notas de la práctica de aquella sabia e infundada lección de serenidad y paciencia que había recibido por años.
Así que entremos un poco en contexto:
Estábamos en casa muy ocupados siendo una de esas familias que anuncian FABULOSO y SUAVITEL, cuando de repente nuestra burbuja se ve amenazada por un sonido nunca antes escuchado: CANGURIN ESTABA LADRANDO.
Si, así como lo oyen, MI HERMANO SE ENCONTRABA ABSORTO EN LA DIFÍCIL TAREA DE IMITAR A NUBA (mi perrita) y fue ahi cuando lo inevitable, SUCEDIÓ.

1er ladrido: simplemente saca a Jefesaury de ÓRBITA. 2do ladrido: Jefesaury se pone a pensar. 3er ladrido: Jefesaury cubierta de paciencia exclama: "Cangurin, guarda silencio por favor" 4to ladrido: Ggrrrrr (gruñido de Jefesaury tipo Marge Simpson) 5to ladrido: Jefesaury dice: ¿TIENES MUCHAS GANAS DE LADRAR DANIEL?
(A lo que Daniel, ingenua e inocentemente responde: “No”) 6to ladrido: Jefesaury exasperada: DANIEL, ¿¡QUIERES LADRAR!?
(Daniel, aún inexperto a lo que significa que una madre te haga semejante pregunta, vuelve a responder “No”)
7to ladrido: Jefesaury, aprieta sus pequeñas manos t-rex en símbolo de frustración y exclama con notoria determinación: ¡SALTE DANIEL! ¡SALTE A LADRAR!
Daniel: Pe… Pe… ¡¡Pero mamá!!
Jefesuary: NADA DANIEL, ¡¡¡AHORA TE SALES CON NUBA A LADRAR!!!
Daniel, aún más confundido, empieza a poner cara de gatito de Sherk y trata (sin éxito alguno) de convencer a Jefeaury de que NO QUIERE LADRAR.
Pero Jefesaury, cansada de promesas en vano, lo saca a fuerza de la casa, le cierra la puerta en sus narices y le dice desde la ventana: ¡HASTA QUE NO LADRES UN BUEN RATO CON NUBA ALLA AFUERA TE METES!
Al principio creímos que todo era un juego, que Jefesuary solo estaba bromeando y que había optado por añadir un poco de humor a sus seudo-castigos pero, EL LADRIDO DE DANIEL AFUERA POR 30 SEGUNDOS ININTERRUMPIDOS NOS CONFIRMÓ QUE TODO ERA REAL.
¡Así es!
¡Ladridos humanos decoraban ahora aquel ambiente familiar del que les hablaba!
Jefesaury, inmutable como espartano, no se tentó el corazón y obligo a "CANGU" a ladrar sin que a nadie le molestara, claro, ahora simplemente era gracioso para todos (sabia mujer), y fueron 60 los segundos que le tomó el realizar de nuevo la pregunta: ¿QUIERES SEGUIR LADRANDO? a lo que Cangurini, interrumpiendo su ladrido y con voz de humano responde: NO MAMÁ...
Y fue hasta entonces que, habiendo comprobado que en efecto “las ganas de ladrar” habían sido saciadas, le autoriza el ingreso a la casa y su reincorporación a la familia.
Fue todo tan rápido y no había en ese entonces tecnología para inmortalizar semejante momento, que sólo nos quedó la memoria para atesorar dicho momento.
Memoria en la cual seguirá siempre resguardado (cabe aclarar: en la nuestra y la de nuestros vecinos) el valioso recuerdo de lo que un día fue EL NIÑO QUE UNA VEZ LADRÓ.
Pd. Jamás volvió a ladrar (al menos no enfrente de nosotros).
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